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Guía de reciclaje

¿Dónde desechar tu máscara de pestañas usada?

La industria de la belleza está en plena evolución, y cada vez más consumidores buscan adoptar prácticas responsables. Sin embargo, cuando se trata de maquillaje, las cuestiones del reciclaje y la gestión de residuos a menudo se pasan por alto, especialmente en lo que respecta a los pequeños objetos de los bolsos, como los labiales o incluso las máscaras de pestaña. Una máscara de pestañas usado puede parecer insignificante, pero forma parte de esa montaña de desechos que a menudo terminan en vertederos o son incinerados, cuando podrían reciclarse de otra forma. Entonces, ¿cómo desechar adecuadamente tu máscara de pestañas? Y, sobre todo, ¿cómo tomar las decisiones correctas en la separación de residuos? Aquí tienes una guía práctica para aclarar tus dudas.

¿Cuándo se debe desechar la máscara de pestañas?

Antes de plantearse la cuestión del reciclaje, es esencial preguntarse si la máscara de pestañas es realmente inutilizable. Una máscara de pestañas no dura para siempre y debe ser reemplazada cada 3 a 6 meses para garantizar una higiene óptima. Esto se debe a que, pasado ese período, aumentan los riesgos de proliferación bacteriana, lo que puede provocar infecciones oculares. Puedes confiar en los símbolos de durabilidad o en los pictogramas de caducidad, presentados en forma de tarro, que aparecen en tus máscaras de pestaña. Allí encontrarás, muy a menudo, un 3 o un 6 que indica la duración de uso.

¿De qué está compuesta la máscara de pestañas?

Para saber dónde desechar tu máscara de pestañas, es importante comprender su composición. La mayoría están compuestas por una combinación de cera, pigmentos, disolventes y aceites. El envase es generalmente de cartón, y el frasco es de plástico, y en casos raros, de vidrio o metal para las versiones de lujo. Los aplicadores y los tapones suelen ser de plástico. En cuanto al cepillo, suele estar fabricado en nylon o silicona, u otros materiales sintéticos. Como puedes ver, este pequeño objeto contiene diferentes componentes. De ahí la importancia de verificar la naturaleza de los materiales antes de realizar la separación de residuos y optar por alternativas más ecológicas para tus productos cosméticos.

¿En qué contenedor desechar la máscara de pestañas?

Entonces, ¿dónde desechar tu máscara de pestañas una vez que está usada? Generalmente, encontrarás un pictograma en tu rímel que indica que es reciclable. Este pictograma destaca los diferentes elementos de la máscara de pestañas (el tubo o aplicador y el cepillo), y muestra un símbolo de contenedor de reciclaje. Esto indica claramente que todo lo que compone la máscara de pestañas debe depositarse en el contenedor de reciclaje o en el contenedor amarillo. Para recogerlos en tu baño, opta por bolsas de basura de 10 litros, que resultan más prácticas para recoger también otros residuos reciclables del baño.

Para quienes desean reducir aún más sus residuos, existen varias alternativas. ¿Por qué no reutilizar el cepillo de la máscara de pestañas para convertirlo en un cepillo de uñas? Pequeño y preciso, el cepillo de la máscara de pestañas es ideal para alcanzar las zonas de difícil acceso. Así, permite eliminar fácilmente las impurezas que se acumulan debajo de tus uñas, dejando tus manos impecables. También puedes reutilizar tu máscara de pestañas para peinar tus cejas.

Esto permite dar una segunda vida a estos objetos en lugar de enviarlos directamente a la basura.

Para concluir

Saber cuándo desechar una máscara de pestañas y en qué contenedor depositarlo forma parte de los gestos sencillos que se pueden adoptar para reducir nuestra huella ecológica. No es un gesto insignificante: en promedio, una máscara de pestañas usada tarda varios cientos de años en descomponerse, lo que puede tener un impacto ambiental importante. Paralelamente, también es posible optar por alternativas más duraderas, como las máscaras de pestaña orgánicos (Dr. Hauschka), recargables (Asi sin más) o con envases reciclables. Lo esencial es tomar decisiones más responsables y ser consciente del impacto de las pequeñas acciones cotidianas, que se extienden hasta el neceser de maquillaje.